Historias con final sorpresivo. Personajes locos que se confunden con la locura de las ciudades que habitan. Horrendos pero inconfundibles. Hiperrealista, fantásticos, repletos de humor negro.
Son los cuentos que me vienen a la choya a propósito de una larga conversación con Marcos Rojas, quien con un manuscrito de cuentos terminado, se perfila como un narrador singular cuyas historias son verdaderos tour de force.
Porque si algo tiene el cuento es que su esencia se asemeja a la de ser joven: breve, pero intensa; siempre desfigurando la simplicidad de las horas, en extraordinarias vidas.
Si existen máquinas capaces de rejuvenecer por días a los viejos prematuros, estas son los libros de cuentos -también las bicicletas, los parques y las salas de cine.
Como el exilir es sencillo, basta con leer una buena historia para sentir la bocanada de vida animando los pulmones evaporados.
Mientras el libro inédito de Marcos no sea publicado para que constaten lo que digo, doy acá una lista de cuentos que me han gustado enormemente y que recuerdo con mucha emoción y afecto
Son los que mi choya no ha olvidado del todo. Los que logré recordar con Marcos Rojas, narrador que por cierto nació en Villahermosa, se educó en Mérida y ha residido por largas temporadas en Estados Unidos y Bélgica, experiencias que lo han llevado a escribir sobre la migración de los mexicanos en el extranjero -un tema que han abordado Pitol, Enrigue, Lara Zavala, por citar algunos.
Faltan aquí nombres de autores que recuerdo con cariño, pero que me fue imposible precisar una sola de sus grandes historias -hecho que derriba mi teoría de que la prueba de fuego de una gran historia es que se graba para siempre en la memoria de quien la encuentra.
Quizá lo que queda es solo una vaga emoción, aunque se olvide por completo la anécdota, como una taza de café para comenzar el día.
En esta no-lista puedo mencionar a Clarice Lispector, a Rubem Fonseca, a Juan José Arreola, a William Somerset Maugam, a Rigth Lander, Doris Dörrie, Alejo Carpentier, Anton Arrufá, Rodrigo Rey Rosa y un largo etcétera.
Cuando el libro de Marco sea publicado en alguna editorial importante de Ciudad de México, creo que pondré en esta lista “El tirahueso”, que hasta ahora me sigue emocionando más que “Tu primo 'El trigre' García”.
No porque el otro demerite en calidad, sino porque la polifonía de voces bien manejada contribuye a escribir esta historia locuaz, terrible y de un humor negro que el mismo Virgilio Piñera hubiera celebrado. Y que fue motivo del encuentro con el joven narrador.
La lista:
1.El leonardo, Vladimir Nabokov. Una muñeca rusa.
2.El dragón, Ray Bradbury. Remedio para melancólicos.
3.El hombre que ríe, J. D. Salinger. Nueve cuentos.
4.El balcón, Felisberto Hernández. Nadie encendía las lámparas.
5.El corazón delator, Edgar Allan Poe. Obras completas.
6.Como en Grennwich, Mario Benedetti. Montevideanos.
7.Continuidad en los parques, Julio Cortázar. Cuentos.
8.La ventana, Saki. Cuentos
9.La mujer de nieve, Lafcadio Hearn. Cuentos.
10.Una tarde, Adán, Italo Calvino. Por último, el cuervo.
11.Amsterdam, México, Juan Villoro.
12.Ultraje, Alvaro Enrigue. Hipotermia.
13.El rastro de tu sangre en la nieve, Gabriel García Márquez. 12 cuentos pregrinos
14.Páginas de Cold Point, Paul Bowles. Cuentos.
15. La selva se achica, Fabio Morabito. Grieta de fatiga.
16. Una boda en Brownsville, Isaac Bashevis Singer, en Una boda en Brownsville.
17.El almohadón de plumas, Horacio Quiroga. Cuentos de la selva.
18. La juventud en la otra rivera, Julio Ramón Ribeyro. Cuentos.
19. No oyes ladrar los perros, Juan Rulfo. El llano en llamas.
20.Cuento del joven marinero, Isak Dinesen. Cuentos.
21. Solo en invierno y de madrugada, Hernán Lara. El mismo cielo.
22. Amores de vista, Virgilio Piñera. Cuentos fríos.
23. Vals de Mefisto, Sergio Pitol.
24. Nadie decía nada, Raymond Carver. ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?
25. La mujer de nieve, Ryonosuke Akutagawa.
26. Cuento de los días de la mala suerte, Gogol. Cuentos cosacos.
27. El incidente con el sombrero, Yasunari Kawabata. Historias que caben en una mano.
28. Funes el memorioso, Jorge Luis Borges. El aleph.
29. Máscaras venecianas, Adolfo Bioy Casares, en Máscaras venecianas.
30. Un suceso sobre el río Owl, Ambrose Bierce.
31. La cenicienta en San Francisco, Antonio Skármeta, Novios y solitarios.
32. La cerveza de los hombres solos, Ramón Díaz Eterovic, en Ese viejo cuento de amar.
33. Una casa con desván, Anton Chejov, Obras completas.
34. Las ratas, José Bianco, en Sombra suele vestir.
Marcos Rojas lee la cuarta de forro de La destrucción de Kreshev, edición del Acantilado, de Isaac Bashevis Singer, en un momento de descanso luego de grabar el audio de su cuento 'El tirahueso'. Foto: Caro Vera.
35. La chica del cumpleaños, Haruki Murakami, Sauce ciego, mujer dormida.
ResponderEliminar36. Lighea, Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
37. La cena, Alfonso Reyes.
38. Un cuento sobre como se escribe los cuentos, Boris Pilniak.
39. Una rosa para Emily, William Faulkner.
40. Acid House, Irvine Welsh, Acid House.
41. Gomez Palacio, Roberlo Bolaño, Putas asesinas.
42. Primer amor, Samuel Beckett, Relatos.
43. Menos escrúpulos, Javier Marías.
44. Canastitas en serio. B. Traven, Canasta de cuentos mexicanos.
45. El brazo, Yasunari Kawabata, La casa de las bellas durmientes.
Marcos Rojas:
ResponderEliminarGracias por mejorar la lista. ¡Cierto! Se me habían pasado el conde Lampedusa, Pilniak, Bolaño, Kawabata y Faulkner.
Si mencionas a Marías, debe ir con mayor gloria Enrique Vila-Matas, creo que alguno de los Suicidios ejemplares.
Habría jurado que puse a Antonio Tabucci, y el que me late muchísimo es Carta desde Casa Blanca, soberbio.
Prometo leer a Irvine Welsh y Primer amor de Becket, del primero ni siquiera lo había oído, y de Becket sólo sus más reconocidas y una novelita llamada Mercer y Camier.
Gracias por el aporte, te envío mis afectos redoblados.
De nada Carlos, seguro hay otros más, pero ahora se me han escapado de la memoria, uno de ellos es Hemingway.
ResponderEliminarIrvine Welsh maneja un humor súper ácido y su lenguaje es local (como el choco, pero de Edimburgo, algo, sin embargo, muy difícil de rescatar en las traducciones), tiene cuentos muy buenos, las historias son rarísimas, y los Relatos de Beckett son aplastantes, te succionan la moral, el amor propio, te estrujan y al final quedas hecho un hombrecito miserable como sus personajes, merecen una lectura concienzuda, absorta completamente. El de Primer amor es muy bueno, también recomiendo El expulsado.
Saludos.
46. De cómo se salvó Wang-Fo, Marguerite Yourcenar, Cuentos orientales.
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