martes, 29 de noviembre de 2011

Los dibujos de Alfredo Larrauri


La rabia del agua que caía por todos lados sin que uno pudiera resistirla, me empujó al centro, a sus cafés a punto de cerrar. Entré al Antigua que tiene un toque íntimo y clandestino pero inmediatamente recordé que quería ver los dibujos que se exhiben aún en la fundación José Carlos Becerra, que unas veces honra el nombre del poeta y otras lo enloda.

Contra la lluvia y la comodidad de la recién remodelada cafetería, dejé mis cosas encargadas con los amables empleados y caminé haciendo escuadra hasta llegar a la casona ubicada en la calle Sáenz.

La mojada y el riesgo de que estuviera cerrado dejaron de ser una inquietud fría cuando pude ver la exposición "Poetas de papel", muestra de dibujos, acuarelas y técnicas mixtas de Alfredo Sánchez Larrauri.

A través de un trazo firme y grueso, el jaliscience crea en su tinta un mundo poblado de intimidades familiares, como si la edad madura jugara de nuevo a ser infante.

Una virtud que seguramente el artista ha trabajado desde hace años al ilustrar cuentos para niños de autores reconocidos (http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/colibri/cuentos/francisca/htm/sec_3.htm).

Esa inocencia y juego y levedad de las cosas hacen que, en el espacio encuadrado por el marco, la luna tenga barba y bigote, que los objetos floten y que algunas de sus composiciones permeen un toque fantasioso, como la mujer mariposa, los gatos escurridizos en los escritorios y los bastones y paraguas llevados por el viento. La descompresión de la realidad en una estampa extraordinaria.

Larrauri tiene una fascinación por los astros y las cabras (¿será también capricornio?, no me extrañaría porque sus ficciones destilan un toque melancólico, de bizarra nostalgia).

Su gusto por la poesía se declara también en una serie que elabora para homenajear a poetas y escritores, aún a los desconocidos. Uno adivina la cara de huevo de León Felipe en un cuadro titulado "Un poeta del exilio" o, tras la melena y lentes de pasta, a alguien que se parece a José Revueltas.

El dominio del dibujo se ve a la legua, experiencia adquirida a lo largo de cincuenta años en el oficio, según se lee en un blog que da cuenta de su trayectoria, abierto el año pasado pero que no tuvo continuidad. De éste, algunos datos me parecen esenciales: su formación en la gráfica tapatía en los años sesenta y su relanzamiento al trasladarse a vivir a Ciudad de México a mediados de los setenta (http://alfredolarrauridibujante.blogspot.com).

Vale la pena ir a ver "Poetas de papel", aunque el espacio que ha sido adaptado como galería resulte incómodo (algunas hojas de las puertas impiden ver los dibujos).

Afuera la lluvia me esperaba, pero el agua cayéndome no me molestó. Agradecí a Jose Carlos Becerra haberme permitido conocer a Larrauri.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Instamatic


Padece de una soledad que no se cura con compañía.

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El mundo a veces se sostiene en unas rodillas, un regazo. Y poco importa la hora cómplice, la gente que la lluvia desdibuja.

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Desearía que fuera feliz, pero sin mí es casi imposible asegurarse que lo consiga.

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El Síndrome de Estocolmo no falla.

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La suerte se regala en una virgen. El péndulo dirá inexorablemente sí o no. ¡No temas! Siempre se mece un columpio sostenido en nada y hay una flecha a punto de dar en el centro.

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Si no lo explico, se entiende mejor.

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Es de las novelas que deben leerse antes de morir pero la verdad no tengo prisa por hojearla.

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Se aferra a la medicina y las novelas como el hombre del siglo XIX a la técnica y las ciencias naturales, no obstante que en el fondo no es distinto del hombre de hace trescientos o quinientos años que se obstinaba con el rosario y las hagiografías.

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Es de las que creen fervorosamente que la humanidad se va a componer a punta de reglazos.

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Nunca comprendió como es que ella no creía en Diosito si lo tenía a él.



Agradezco a mi cuate, el pintor Javier Pineda permitirme acompañar estos textos con su dibujo.