sábado, 29 de diciembre de 2012

A propósito del maestro Elías Neuman y la Seguridad Pública en Tabasco



Me entero de la muerte, hace un año, del maestro Elías Neuman, argentino, penalista, un hombre con un gran sentido del humor, más tambien por eso sabio y profundo.

Visitó México muchas veces, incluso, acá desarrolló en la acción muchas de sus ideas sobre el concepto del daño, la pena y el resarcimiento a través de lo que llamó la prisión abierta, tema de su tesis doctoral que el doctor Sergio García Ramírez recogió para abrir una prisión sin rejas en el Estado de México, en 1967.

Su plática siempre era reveladora, sea que se estuviera frente a él en un aula, o en la fila de un banco para cobrar un cheque.

Insistía mucho en que el endurecimiento de las penas -a propósito ahora de la idea del PRI, en el Distrito Federal, de rebajar la edad penal- no disuadía al delincuente en la consumación del delito.

Ponía como ejemplo vehemente que la pena de muerte en algunos estados de la Unión Americana no llevaba a los criminales a cometer sus delitos en otros estado donde no se aplicaba dicha sentencia.

Le daba mucha risa también el concepto de "readaptación social" tan usado en los sistemas penitenciarios mexicanos, donde el condenado al entrar perdía todo, hasta su dignidad como ser humano.

El Estado le arrebata hasta la patria protestad al criminal, al segregarlo de su familia.

Además, se preguntaba, ¿cómo podía ser readaptado socialmente un criminal de cuello blanco, que era un criminal de las altas esferas y sin problemas para moverse entre los de su clase, con una sonrisa además impecable, de porcelana?

Neuman no creía en el uso de la milicia para patrullar las calles de las ciudades. Pensaba que eso ponía en riesgo los derechos humanos de los civiles, y también la propia integridad de los batallones.

La milicia, decía con absoluta convicción, estaba hecha para combatir los delitos del fuero federal, no los del orden común.

Su visión era tan estricta que incluso, miraba con desconfianza el uso militar en los amontinamientos carcelarios.

Su recomendación era la creación de un cuerpo especial encargado de vigilar la seguridad de los depósitos carcelarios.

Todos estos recuerdos vienen a colación por el adelantado nombramiento del gobernador electo de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, del general de División, Audomaro Martínez, en la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Adelantado porque se hizo unos días antes de que tomara posesión como gobernador constitucional.

Pensaba qué habría dicho el reconocido criminalista y filósofo judío de todo esto.

Y así me entero de su muerte, apenas en el año 2011. ¡Cuánto tiempo sin saber de él!

Creo que al maestro Neuman no le hacía mucha gracia el nombramiento de militares en áreas de seguridad civil.

Pero reconocía que ante el fracaso de los civiles al frente de las policías, los gobiernos federal y estatales recurrieran inevitablemente a ellos para limpiar los cuerpos policiacos y garantizar un mínimo de éxito en las tareas de seguridad interna.

La tendencia como se ve se ha ido aceptando como normal, en un país donde los convoy de militares patrullan las calles, se aplican retenes por donde quiera y las ejecuciones siguen cobrando vidas en todo el país.

¿Qué se puede decir a favor del general en un puesto civil? Creo que además de su larga experiencia en la milicia, está el hecho de que se trata de un paisano, vinculado a su tierra. Y eso ya es mucho, en cosas de cuestión pública y el servicio decente.