martes, 16 de marzo de 2010

Escritura de piedra y agua

Unos 120 glifos pertenecientes a la cultura zoque, en el valle de Malpasito, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco, representan el mayor semillero de petrograbados de la entidad, según tiene documentado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo al arqueólogo Francisco Cuevas Reyes, los petrograbados descubiertos en un radio de acción de 10 kilómetros cuadrados, en el sur de Huimanguillo --donde se adentran las estivaciones de la sierra norte de Chiapas con el territorio tabasqueño--, corresponderían a las huellas dejadas por los zoques hace aproximadamente unos mil 400 años.
“Es muy difícil poderlos fechar por sí solos, se tiene que analizar el contexto y lo que hay alrededor de ellos, tanto los asentamientos humanos que hubo como el material o los símbolos usados han servido para fecharlos”, explica el egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Las piedras grabadas están en la zona de influencia de los antiguos zoques, que habitaron el área entre el 600 y 900 Después de Cristo.
Muchos de los dibujos ilustran las representaciones de esa cultura, como los petrograbados frecuentes en forma de “i” latina, que semejan el campo donde tenía lugar el juego de pelota, fechado por los arqueólogos en ese periodo Mesoamericano.
Con más de 17 años de investigación en esa área donde convergen nueve comunidades de Huimanguillo, el arqueólogo detalla que se han registrado hasta ahora “unas 120 rocas con grabados y, del otro lado, en la parte de Chiapas, existe otro número importante de ellas”.

La talla
Las piedras donde fueron tallados los glifos son de material arenisco, rocas de tamaño enorme o formas medianas encontradas por los zoques en su lugar natural. “Las elegían sobre todo de granos finos para permitir un buen trazo en sus representaciones”, añade.
Los petrograbados del lado tabasqueño están asociados a fuentes de agua, pues el vital líquido formaba parte de la técnica que usaban para tallarlos. “Como es una roca arenosa, primero grababan el dibujo através de golpes, con un punzón de piedra, haciendo pequeños puntos sobre la superficie; posteriormente pasaban al proceso de desgaste, con agua y otra piedra de mayor dureza que la arenisca para producir la unión de estos puntos hasta obtener el trazo de la línea grabada; la mayoría de los diseños son así”.
Comunidades como Chimalapa, Villa de Guadalupe y Candelaria, entre otras, cuentan con glifos diseminados en ranchos, ejidos y propiedades privadas.
“Por efectos de protección, el INAH no revela las coordenadas de cada uno, pero de alguna manera los habitantes de la comunidad se han convertido en protector de sus glifos”.
Los 120 dibujos zoques están expuestos a los agentes naturales erosivos como la lluvia, la humedad y la quema de pastizales, aunque --como reconoce el especialista del INAH Tabasco--, “quemar una parcela para sembrar se hace con menor frecuencia ahora”, lo que ha resultado en una mayor conservación.
“Al quemar la parcela, la roca se calentaba y como esto se hacía antes del inicio de la lluvia, cuando llovía o con el mismo rocío y enfriamiento, se rompían, por eso hay muchos casos de petrograbados que están fracturados”.

Lo que revelan
Cuevas Reyes enumera los tipos de dibujos que dejaron los zoques en las piedras: “Se trata de mensajes codificados, una forma de dejar constancia del entorno que los cobijaba; muchas son representaciones de fauna, frecuentemente venados o elementos relacionados con felinos, como huellas de jaguares; hay también una serie de dibujos geométricos, muchas secuencias de líneas horizontales que parecen escaleras, en especial, dibujos de maquetas de sitios y poblados”.
Para el experto del Centro INAH Tabasco, es ahí donde radica la importancia de los glifos, porque han aportado un mayor conocimiento de las culturas Mesoamericanas.
En el caso de los glifos zoques en el sur de Huimanguillo, han arrojado información sobre las construcciones perecederas que remataban sus centro ceremoniales. “Todos esos dibujos y todas esas piedras sí están dando una idea y están ayudando a la arqueología a saber cómo eran sobre todo sus templos, que ya no quedan ni tenemos, pero al menos podemos reproducir ahora la forma que tenían”.
Los petrograbados revelan que los centro ceremoniales tenían un templo hecho de materiales como el guano, y su remate era muy elevado y presentaba una forma cónica.
“Hay un fuerte componente arquitectónico que permite ver cómo las construcciones de materiales perecederos estaban levantadas sobre las plataformas de piedra, son templos hechos de guano con techos cónicos muy altos”, agregó el especialista.

Este texto fue publicado en la sección cultural Expresión!, del diario Tabasco HOY, el 1 de Agosto de 2008.

1 comentario:

  1. Carlitossss¡, apenas recorde que tenias blog, hace mucho que no se de ti y te extraaañooo, extraño tu platicas y momentos agradables, por donde andas? Ojala te reportes pronto.

    Un abrazo

    Crayola :)

    si recuerdas, mi mail es: the_moon_in_the_sea@hotmail.com

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