martes, 25 de octubre de 2011

Historias mínimas


Si tuviera que contar todo bien, la historia estaría plagada de puntos suspensivos...

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Seré plan B.

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Enamorarse y no saber de quién.

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El cerebro envejece más lentamente que la piel.

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A veces Cupido bate sus alas sin hacer tanto ruido.

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Buscaba mal: tocando un cuerpo creía por fin haber encontrado el amor.

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Un cuerpo que no tiene rostro pero que apela lo mismo a la inocencia.

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Conté trece pasos para llegar al altar en esa pequeña ermita.


DEDICATORIA
Estos breves textos están dedicados a mi eterna amiga Magdalena Fuentes, por los viejos tiempos de la facu, de la calle Petén, de la Cineteca Nacional, de dos noches en distintos años -una en casa de sus padres para recibir el Año nuevo y otra en casa de Feli y Kari para la Navidad-, de las partidas de brisca y del vinito y de su tortuga y de todo lo que ha significado para mí contar con su cariño y consejos en los buenos y los malos tiempos, como debe ser una auténtica amistad.

AGRADECIMIENTOS
La imagen del dibujo pertenece a la artista Sara Emilia Medina Ramírez, a quien agradezco la gentileza de permitirme compartir su trabajo con mis textos.

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