en el fondo de sí mismo:
son deseos ahogados
naufragios de amores indiferentes
restos de vidas hinchadas
Parece la furia de su cuerpo
la rabia de una bestia incontenible
Pero el mar por dentro es tibio
y abraza sin asfixiar
El mar es cómplice:
levanta entre sus olas
el ánimo de los pesados
mientras un niño olvida su sombra
entre los laberintos de un caracol.
Cuando nocturna ráfaga de luz
acaricia su piel vidriosa y húmeda
el mar no para y acrecienta
su voluptuosa entrega.
Su grandeza radica en su indiferencia.
Es tierra firme de los fugitivos.
Cuando nocturna ráfaga de luz
acaricia su piel vidriosa y húmeda
el mar no para y acrecienta
su voluptuosa entrega.
Su grandeza radica en su indiferencia.
Es tierra firme de los fugitivos.
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