viernes, 30 de abril de 2010

Entradas para un diccionario

Mi bloger precioso.
Expresión que denota complacencia por una bitácora en línea sin importar sus defectos sintácticos.
Blogería
Arte de los blogeros. Género literario cultivado por los ciberescritores para difundir sus textos en la Red.
Blogear
Inclinación de los ciberlectores por leer bitácoras en la Red.
Es mi bloger.
Lazos muy estrechos entre blogeros.


lunes, 26 de abril de 2010

Que tenga blog cualquiera: José de la Colina

El veterano escritor José de la Colina considera que el auge de la blogería "no da ni quita inteligencia de talento". Con la experiencia adquirida en su "Correo fantasma", una bitácora que escribe desde hace años en el sitio de internet de la revista Letras Libres, recomienda no sólo a sus homólogos sino a cualquiera, "un plomero o una cortesana", llevar la suya, aunque confiesa que a él le "encantaría que Liv Tyler, Cate Blanchett, Belén Rueda, Ana Claudia Talancón, Ana García Bergua o Fernanda Solórzano" tuvieran una.

-¿Son los blogs un nuevo género escritural, con rasgos propios?
No lo creo. Me parece que en ellos se sigue practicando todos los géneros tradicionales, incluso, digamos, los mensajes muy directos. Ahora bien, es posible que la inmediatez que ofrece el correo de internet esté influyendo en modos personales de escritura. En mi caso, yo no he notado cambio alguno en mi estilo, ni en los de otros autores que conozco y que son blogueros.

-¿Recomienda a los escritores tener sus propias ciberbitácoras y podscasts?
Sí. Pero no sólo a los escritores, sino también a cualquier persona del sexo, de la condición, de la profesión que sea. A mí me encantaría que Liv Tyler, Cate Blanchett, Belén Rueda, Ana Claudia Talancón, Ana García Bergua o Fernanda Solórzano, etc., tuvieran sus blogs (¿quizá los tienen?, exploremos en Google). ¡Que tenga blog cualquiera! Un plomero o una cortesana, por ejemplos. Esto sería interesantísimo para un narrador y no creo que haya el problema de una “explosión demográfica” de blogs, pues el cosmos de internet es infinito y uno puede elegir qué blog leer y cuál no. El nuevo medio no da ni quita inteligencia ni talento. Un bloguero de gran capacidad técnica puede ser un genio en bloguería, y ser a la vez un imbécil como escritor.

-¿Qué blogs recomienda a los ciberlectores?
Habría muchos blogs recomendables (entre ellos el mío, but of course), pero por el momento recomiendo leer los de Letras Libres y el de la extraordinaria y valiente escritora cubana Yoani Sánchez, que escribe desde La Habana (basta buscar en Google su nombre o el de su blog: Generación Y, y ahí está su ciberbitácora).Yoani fue premiada en España como la mayor y mejor bloguera y con el mayor número de “respondedores”, por un jurado en el que estuvo el filósofo Fernando Savater y gente del mismo calibre, pero los tróglodas hermanos Castro le impidieron salir de Cuba a recibir el premio, porque ella, sin meterse a discusiones ideológicas y políticas, hace una crónica “a ras de tierra” de la vida común de los cubanos, de las restricciones a la libertad y a la libre expresión en la isla.

-¿Se transformará el proceso de aprendizaje y escritura a través de las nuevas tecnologías?
No soy adivino o profeta. Creo que los semianalfabetos y los delincuentes de la ortografía y de la sintaxis, abundan en el espacio internético como en cualquier otro. En cuanto al sentido literario de la escritura en blogs, es posible que se hayan revelado o se revelarán nuevos talentos entre gente que antes no se atrevía a escribir en el papel. Yoani es un caso ejemplar de talento bloguero. El hecho de que tal vez todavía no se haya descubierto a muchos más no quiere decir que no existan o que no puedan existir.

-¿Estamos ante un regreso a la oralidad por lo que tiene de virtual esta nueva herramienta?
Algunos blogs tienen mensajes sonoros, canciones, discursos, mensajes de viva voz; en fin, son de la especie de lo audible, y por lo tanto sus mensajes son orales, e internet los multiplica. Pero no creo que haya un regreso a la oralidad, pues ¿cuándo salimos de ésta? Todos los que antes nos expresábamos con la voz en los actos culturales o en cualesquiera situaciones cotidianas seguimos y seguiremos haciéndolo. Todo escritor es un parlanchín, y no es muy diferente que parlachinee en papel o en una pantalla. Eso sí: hay una mayor difusión de lo meramente oral, pues para ello hay un vehículo más. Y el peligro, quizá, es que nos ahogaremos en esa vasta corrupción ambiental: el blablablá, sonoro o escrito.


Este texto fue publicado en el diario Tabasco HOY, a principios de enero de 2008, en la sección cultural expresión!.


martes, 13 de abril de 2010

Cajas


Las cajas como arte objeto siempre son tentadoras para los artistas que gustan de la experimentación. Espacio y volumen se convierten en protagonistas de un oficio donde por regla general domina el color. Si la pintura es creación de los ojos, las cajas objetos derivan de las manos y la imaginación; ingenio, pues, que perfora la realidad y la idea preconcebida de lo que comúnmente se nombra arte.

En la muestra "Cajas" que esta semana llega a su fin en el Jaguar Despertado, abierta desde el 18 de marzo, sorprende en primer término la poca convocatoria de la institución para siquiera llenar mínimamente sus paredes. Aclaro: no es culpa de ellos. Tal vez se deba a que la mayoría de los artistas que radican en la entidad forman parte de una generación que se alimenta medianamente de lo tradicional.
¿Será esta la razón por la cual los trabajos que de verdad sorprenden en la exposición pertenecen a los creadores más jóvenes? Ramón Briones, Mónica Casanova y Arturo García son lo sobresaliente de la decena de trabajos.
"Síntoma de una ausencia", de Briones, se vale de la figura a la que nos tiene acostumbrados, el corazón, y de los materiales perecederos pero nobles que sabe conjugar: madera, clavos, grapas, exvotos, la cañita, para mostrarnos las tribulaciones de una sangre.

Tallando la madera afila siete corazones que completan la semana y sus estados de ánimo, de los cuales nadie puede escapar: el corazón clausurado (con candado), el herido (con navaja de afeitar Guillete), el confundido (muchos exvotos de corazones), el flagelado (¿con qué más sino con clavos?), el remendado (con grapas), el generoso (a la espera impasible de la llave) y el marchito (por supuesto, una rosa seca).

La caña que cruza armoniosamente el conjunto bien podría sugerir la maraña de recuerdos que entreteje y sostiene esas pulsaciones y deseos.

En el camino opuesto a Briones, Casanova utiliza pequeñas muestras de vinilo propias de las salas mexicanas de los años ochenta para construir un regalo a los ojos: en éste no hay memoria, y por lo tanto, está ausente el dolor. Su "Recuerdo en vinilo I" es un retablo lleno de colorido y juego con las formas que lo emparenta con el arte naif.

Las figuras que se crean con el diseño propio de este material sintético: girasoles, uvas, rosas y fresas, sorprenden por las conexiones agradables que se crean.

Parafraseando a Ulises Carrión, un escritor que reflexionó bastante sobre el arte objeto y fue precursor de este género en su librería Other books, en Amsterdam, Mónica nos recuerda que el volumen es el color de la obra no pintada ("el espacio es la música de la poesía no cantada", escribió literalmente el sanandrescano).

Agradable y simpático resulta también el cuadro de Arturo García Cano. Su trazo evoca los personajes de Abel Quezada. El tema, aunque tradicional --como tradicional es la familia reunida entorno a la sala para tomarse la foto del recuerdo--, nada tiene de nostálgico y sí mucho de inquietante: esas generaciones vestidas con sus mejores ropas parecen decirnos algo. Detrás de ellos, a sus espaldas, la estirpe continua su propia leyenda.

La única objeción que se le puede hacer a Arturo es que su obra resulte ajena a la exposición y formato de caja, pedido por los organizadores, y que sólo se atreva a explorar en los pequeños relieves añadidos a su retablo.

En "Cajas" también participan los trabajos de Javier Pineda, Belén Sigler, Alicia Mollinedo, Mario M. Avila, Rogelio Urrusti y Homero Magaña.


(En la foto: "Síntomas de tu ausencia", de Ramón Briones, caja objeto, 144 por 40 centímetros. De la exposición "Cajas", en el Jaguar Despertado, del 18 de marzo hasta el 12 de abril.)

lunes, 12 de abril de 2010

Chillidos

Soñamos un casa en todo diferente a las que habíamos conocido antes. No queríamos habitarla con espejos empañados por los muertos ni la sombra pesada de fantasmas.
En los planos de aquella obra inesperada levantamos una nueva arquitectura, concedimos por fin amplios espacios a la euforia.
Como una venganza contra el entorno frío que nos cercaba, dimos aliento al futuro.
En él, un guarumo alto dominaría el traspatio, bajo sus aireadas ramas acabaríamos por conocernos.
Altas puertas y ventanas para que la luz pudiera gobernar nuestros cuerpos a su antojo.
Cualquier habitación sería la alcoba o la sala, custodiadas siempre por los cantos de primaveras, cocas, pechoamarillos y arroceros: tejedores de nidos en el aire.
No cabe duda, era una casita en todo diferente a la de nuestros padres.
Pero nos extraviamos. ¿Quién lo iba a decir? Nos perdió por los caminos el chillido hipnótico del pájaro caballero.

jueves, 1 de abril de 2010