No piense que luego de ver la proyección del documental Agua de Tabasco (México, 2009), saldrá feliz. Su realizadora, Adriana Camacho, previene:
"En general, la gente sale enojada y con un sentimiento de impotencia, es un documental de denuncia".
El interés de la joven realizadora por documentar las inundaciones en la entidad nació en octubre de 2007, al ver precisamente las primeras imágenes de la catástrofe por televisión.
"Acto seguido estaba de voluntaria en la Cruz Roja del Distrito Federal, un ratito más tarde estaba grabando y camino a Villahermosa inundada, de ahí parte toda la historia para realizar el documental".
Camacho, quien estudió comunicación en la Universidad Iberoamericana y ha sido asistente de cámara en cintas como Por la libre y Ladrones de corazones, no imaginó que la elaboración de Agua de Tabasco le tomaría dos años y medio de trabajo con más de 100 horas de grabación.
"En recuento, la impresión más fuerte fue enfrentarme con la realidad, una imagen lejos de la oficial. Más que descubrir, Agua de Tabasco saca a flote lo que ya se sabe: cómo en la búsqueda de progreso, bienestar y justicia social, se ha arrasado con el edén.
"En Tabasco, como en muchas otras entidades del país, el cambio de uso de suelo, la ganadería, la deforestación, la construcción de presas hidroeléctricas, fueron graves errores.
"Lo más lamentable es que los resultados de tales planes posrevolucionarios del México moderno no son visibles. A la fecha, en el país, no existe justicia social y el bienestar no es de todos".
Entre entrevistas con especialistas y tabaqueños afectados por el desastre ambiental, las imágenes del documental "no sólo nos hablan de inundaciones, sino de todo un sistema ineficaz que la fuerza de la naturaleza saca a flote. El cambio climático, la falta de prevensión, los asentamientos irregulares, la negligencia criminal y décadas de corrupción para el manejo de la cuenca del Alto Grijalba, hacen del agua un enemigo", agrega la cineasta.
Es por eso que quienes ven el documental, que dura una hora y 45 minutos, "salen enojados y con un sentimiento de denuncia. Donde se ha presentado -cuenta- algunos se me han acercado para mencionar que viven situaciones parecidas, así es que en general cumple su función de ser un documento memoria que invita a reflexionar nuestro presente a través de la experiencia de otros".
Adriana recuerda a un campesino que por iniciativa propia se acerca a la cámara y le explica. "Si yo me meto a robar, me echan a la judicial; si le pido apoyo al gobierno, no hay... así que estamos todos jodidos". Pero en tiempos de sequía los problemas no acaban. "Otro campesino, cuyo ganado se muere por falta de agua, cuenta: Agua hay, el problema es que no hay una dependencia que nos diga qué hacer".
La banda sonora de la película fue realizada por un grupito de tamborileros del poblado de Chico Zapote, Nacajuca, que además de utilizar sus instrumentos tradicionales, se valió de materiales de desecho para transformarlos en cajas sonoras.
Por todo lo que ella escuchó, vio y grabó de primera fuente, le fue "muy difícil" mantenerse objetiva. "Porque el documental está narrado desde mi enojo. Es la visión de una mexicana que vive en un país donde a diario se encuentran imágenes de injusticia, de estulticia en demasía por parte de los gobernantes y una sociedad crítica pero poco activa. Me interesaba que Agua de Tabasco fuera registro del ciudadano afectado y del experto sincero. Pero es muy objetivo al no obedecer a ningún tipo de interés más que el de poner el dedo en la llaga para ver si así nos proponemos hacer un México mejor".
Camacho, quien es a la vez directora, productora y fotógrafa del documental, considera que el género "está cobrando fuerza nuevamente. El asunto no es el interés del público sino los foros y la difusión para presentar los documentales. La labor que hacen festivales, muestras y distribuidores dedicados a este género es la que está generando público y, mejor áun, documentaistas".
La prueba de este creciente interés es que su trabajo mereció el galardón José Rovirosa 2010 al mejor documental, distinción que otorga la Filmoteca de la UNAM y el Centro de Universitarios de Estudios Cinematográficos.
"Recibí el premio de manos de cineastas cuya obra admiro de verdad: Eugenio Polgovsky, el de Los herederos; Everardo González, de Los ladrones viejos; y Carlos Medoza, de Chapoapote. No puedo más que agradecer".
Agua de Tabasco se proyectará el 12 de noviembre en la galería Refugio de la luna, en dos funciones, 18:30 y 21:15, con la presencia de la realizadora.
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